Entrevistas
El retorno de la geografía
The return of geography
Entrevista a Andrés Rivarola Puntigliano
Universidad de Estocolmo, Países Bajos
Correo electrónico: andres.rivarola@lai.su.se
Por Leonardo Jaramillo Mora
Profesor auxiliar del Centro de Seguridad y Defensa del Instituto de Altos Estudios Nacionales, Ecuador
Correo electrónico: leonardo.jaramillo@iaen.edu.ec
Recibido: 13-mayo-2019. Aceptado: 12-junio-2019.
Andrés Rivarola Puntigliano
Andrés Rivarola Puntigliano es el director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la universidad de Estocolmo, en la cual también se desempeña como docente de Historia Económica y Estudios Latinoamericanos. Obtuvo su doctorado en Historia Económica en 2003. Es autor de varios artículos y capítulos de libros acerca de procesos de integración y regionalismo, especialmente en Latinoamérica y Europa, así como de varios textos que versan, desde una perspectiva contemporánea, los retos y vicisitudes de la geopolítica en el siglo xxi.
La presente entrevista aborda el renovado interés académico acerca de la geopolítica, al igual que su importancia para la comprensión de la realidad política internacional contemporánea. Como un campo de estudios, la geopolítica ha tenido un devenir difícil y, en algunas instancias, controversial. A pesar de haber sido un campo de estudios de gran interés durante su origen a principios del siglo xx, la geopolítica se convirtió en un tema tabú después de la Segunda Guerra Mundial, al ser considerada como una de las motivaciones y justificaciones del agresivo expansionismo de la Alemania nazi. A pesar de eso, las consideraciones geopolíticas fueron todavía relevantes a lo largo de la Guerra Fría, siendo de gran utilidad para comprender la pugna de poderes en un mundo bipolar.
Sin embargo, con la caída del muro de Berlín, el análisis internacional se enfocó en nuevas dimensiones sobre la gobernanza global, las relaciones económicas y el ascenso de actores no estatales y no territoriales. A pesar de los vaticinios del fin de los elementos geográficos como factores críticos para la seguridad y relaciones internacionales, en los últimos años se ha visto un renacimiento en el pensamiento geopolítico, tanto a escala mundial como más específicamente en América Latina. Estas nuevas corrientes de pensamiento y reflexión sobre la geopolítica incluyen también conceptos y elementos de análisis de otras temáticas que se desarrollaron en su ausencia, como la economía política internacional, y que en la actualidad son capaces de desarrollar perspectiva más ricas y matizadas.
En la presente entrevista, Andrés Rivarola Puntigliano habla acerca de cómo surge esta nueva geopolítica, su importancia en la actualidad y lo que la situación geopolítica contemporánea implica para América Latina, tanto en el presente como en el futuro, y acerca de los nuevos factores que alimentan al análisis geopolítico en la actualidad.
¿Qué aportes ha realizado el estudio de la economía política internacional (EPI) a la geopolítica?
Ha habido una mala conexión entre ambos. La geopolítica, como concepto, es anterior a la EPI, e incluso anterior a lo que hoy en día conocemos como realismo, el cual también es anterior a la EPI. Como originalmente fue concebido el concepto de la geopolítica por el sueco Rudolph Kjellen, es en realidad una teoría sobre el Estado, en la cual el elemento territorial, la geografía, era una de las dimensiones. También está la dimensión de la economía política, que era otra dimensión del Estado. Esa concepción original de la geopolítica, que incorporaba varias dimensiones, en realidad queda de lado y la geopolítica durante el siglo xx pasa a ser una suerte de área subordinada dentro de la perspectiva realista. Entonces, quienes trabajaban en la economía política o el tema de la economía en general no tocaban la geopolítica, pues eso lo veían como un elemento dentro del realismo. En realidad, queda un poco de lado hasta más o menos las décadas de 1970 y 1980, cuando, por análisis de elementos como imperialismo y grandes potencias, se empieza a introducir un poco más el tema de la geopolítica en la economía política internacional.
Yendo más específicamente a los temas de seguridad, ¿que aporte observas que han hecho tanto el estudio de la geopolítica como de la EPI?
Ahí habría que ver cómo uno define el tema de seguridad. En realidad, muchos de los elementos de la geopolítica y de la EPI se han relacionado con los temas de poder y de conflicto. La geopolítica se transformó en una suerte de sinónimo de conflictos, y sobre todo de conflictos de intereses de grandes potencias. Es dentro de ese contexto que se ha manejado el concepto de la geopolítica dentro de la EPI, sobre todo en el análisis concreto de conflictos entre distintos intereses. Estos pueden ser entre Estados, de Estados hacia otros agentes, o de otros agentes no estatales. En mi opinión, eso es una definición limitada de lo que creo que es la geopolítica.
¿Y las perspectivas críticas? ¿Qué aportes crees tú que han realizado las perspectivas de Robert Cox y otros pensadores críticos desde la EPI al estudio de la geopolítica y la seguridad?
Lo primero que hay que hacer es comprender a qué estas visiones se proponen como críticas. Un ejemplo del acercamiento tradicional es el de Robert Gilpin, en el cual hay una fusión entre elementos de economía política internacional y realismo, en el que está el tema de los intereses centrados en el Estado y elementos de poder en torno a eso, y la influencia en lo político que tuvo un papel preponderante. Lo que los estudios críticos hacen es buscar otras dimensiones del poder que van más allá de lo que sería la visión estadocéntrica. Es ahí donde la visión crítica de Cox y de otros buscan ver otras dimensiones en las cuales se impone el poder en las sociedades. Ahí tenemos la visión gramsciana de la hegemonía, o la gobermentalización de Foucault. Hay distintas líneas de estudio acerca de eso. Hay que especificar que ellos buscan otro tipo de agentes que, de alguna manera, ejercen poder en el sistema internacional, como por ejemplo las multinacionales.
Esto va de la mano con el período que nosotros llamamos de globalización. A partir de la década de 1980 en adelante, cuando la globalización, de alguna manera, va presentando nuevos agentes y fuerzas de poder que van más allá de los Estados. Las multinacionales son algunos de esos agentes, en los cuales la EPI centró una gran atención. En este sentido, la obra de la perspectiva crítica ha hecho un gran aporte al buscar estas otras dimensiones de acción en la esfera nacional y en la esfera internacional.
Entonces, ¿qué tan importante es el estudio de la geopolítica como una disciplina específica?
Para mí, es más importante que nunca, después de pasar por un par de décadas en las que el concepto de globalización se hizo preponderante. En estas se hablaba de una suerte de fin del territorio, el fin de la geografía y el fin, de alguna forma, del Estado gracias a la descentralización, la gobernanza global, las redes y una serie de elementos que tendían a ir a análisis de fuerza que de alguna manera iban erosionando el poder del Estado y el poder nacional. Ahora estamos yendo hacia una suerte de retorno de la geografía, retorno del territorio y retorno de los Estados como agentes preponderantes del sistema. Eso lo vemos sobre todo en el caso del Estado chino. Su economía planificada y la enorme potencia que ha desplegado ha vuelto a centrar la atención en Estados individuales. Lo mismo con Estados Unidos. La política de America First (América primero) ha vuelto a retornar la atención a Estados nacionales. De esta forma hay una suerte de retorno y de interés en la geopolítica y el elemento territorial, porque también vemos cómo estas potencias, entre sí, están desarrollando una serie de rivalidades en las cuales el territorio aparece en disputa de una manera que no se veía anteriormente.
Estamos viendo una revolución de la academia y por eso se habla de una re-territorialización; se está hablando de un retorno de la geografía y de la geopolítica. En mi opinión, eso nunca realmente quedó de lado, ni siquiera en el período que denominamos de globalización. Siempre ha habido un elemento territorial en la acción de distintos agentes. Sí es cierto que con la globalización hubo una suerte de erosión de elementos del Estado, pero no quiero decir que los Estados dejaron de ser importantes, sino más bien que los Estados empezaron a canalizar sus estrategias por otros canales. Siempre, de alguna manera, el Estado estuvo ahí y siempre el elemento territorial estuvo en disputa.
Quiero aclarar que no veo a la geopolítica como un elemento que, necesariamente, solo trata con conflictos o disputas territoriales. La geopolítica, en realidad, es una dimensión que se refiere al control del territorio por parte de agentes, de grupos sociales, de Estados o de determinadas fuerzas en busca de formación de un Estado. Eso no necesariamente implica conflictos, aunque sí puede involucrarlos. Muchas veces los implica. Pero no es solo conflictos. Es cómo controlar un territorio, y ahí hay distintas fuerzas que operan. Claro que el Estado es fundamental, pero hay otras aparte.
Entonces observas que habría un nuevo dimensionamiento o una nueva conceptualización acerca del espacio. Ahora el espacio se manifiesta y se trabaja de formas distintas a las tradicionales…
Lo que pasa es que la disputa por al territorio se hace más evidente ahora. ¿Por qué? Porque durante el período de la pos Segunda Guerra Mundial, y cuando avanza el mundo hacia el orden bipolar, en el cual había dos grandes potencias, los bloques soviético y estadounidense, hay una pugna geopolítica entre estas dos potencias. Al finalizar el orden bipolar tenemos un período de transición, con la desaparición de una de las potencias, quedando solamente una gran potencia en su lugar, que son los Estados Unidos. Es ahí que hablamos de la globalización y de un mundo sin fronteras, del fin de la historia y del fin de la geografía. En realidad, no había ni fin de historia ni fin de geografía, ni fin de territorio, pero al no haber otra fuerza con clara capacidad para disputar los elementos territoriales a nivel global a la gran potencia que quedaba, entonces el tema dejó de ser evidente. Estos poderes sí los había a nivel local, porque ahí tenemos a Afganistán, Irak y otros lugares donde había enfrentamientos.
Ahora, al surgir China como una gran potencia con ambición global, al resurgir Rusia como una potencia con un creciente apetito internacional de presencia global, como demuestra el caso de Siria, se vuelve a hacer evidente esta disputa entre potencias por espacios territoriales, y es ahí donde se plantea el nuevo retorno y el interés en lo geopolítico y lo territorial. Ya pasado ese período de transición, pasamos de un mundo unipolar, o lo que parecía ser un mundo unipolar, a un mundo multipolar. En ese camino que vamos, nuevamente, tenemos estas nuevas potencias en disputa, a las cuales habría que agregar a la Unión Europea, que intenta reposicionarse y lograr una unidad y una presencia más firme en este nuevo mundo multipolar.
En este nuevo orden mundial multipolar, ¿cuáles son los elementos más importantes de las relaciones entre estos núcleos de poder?
Esta pregunta tiene varias dimensiones. Si nos mantenemos en lo geopolítico, hay una configuración del espacio mundial que es interesante. Por un lado, tenemos una potencia rival emergente, el caso de China, en el sudeste asiático, con una muy fuerte presencia en ese lugar del mundo y con redes que le dan una gran presencia hasta en América Latina, que ha estado tradicionalmente dentro de la esfera de hegemonía o de gran influencia de EE. UU. Eso es una gran noticia en lo que se refiere al tablero geográfico mundial.
El otro elemento que es interesante tomar acá es que las potencias del Sudeste asiático está logrando una conexión con el Este europeo que no se ha visto antes en la historia. Me refiero a la conexión entre China y Rusia, que significa un enorme vuelco en el tablero internacional, y un enlace entre Europa y Asia que realmente nos lleva a ver una fuerza euroasiática como un eje en el nuevo contexto geopolítico global. Esto es un desafío extremadamente potente a lo que ha sido la dimensión atlántica entre Europa occidental y EE. UU., la cual, de alguna manera, ha funcionado como el centro político, económico y militar durante los últimos dos siglos. Aquí está el gran desafío en el siglo xxi y hacia adelante que está replanteando, de alguna manera, el orden global.
Mencionaste a América Latina. ¿Puedes decirnos más acerca de cómo este orden global impacta en nuestra región?
Impacta enormemente. La conexión de América Latina con el mundo desde la época colonial ha variado. Primero, por la predominancia ibérica; después, por la gran influencia de Inglaterra y algunos otros actores de Europa occidental y después tuvimos la gran influencia de EE. UU. Ahora, por primera vez, América Latina, y sobre todo América del Sur, se conectan hacia un espacio de poder por fuera de lo que se denomina el mundo occidental. Esto es una gran novedad en el plano global y lo es para América Latina. La región tiene otra alternativa, en la cual, de alguna manera, va a balancear a los grandes poderes de las grandes potencias de una manera que no ha podido anteriormente. Este es un dato positivo.
El dato negativo para América Latina es que, para balancear a las potencias, hay que tener presencia. Hay que ser, de alguna manera, sujeto de la historia. Los Estados latinoamericanos, fragmentados, son Estados dependientes de una, dos o tres commodities, productos primarios de exportación, y siguen siendo vulnerables al sistema internacional, sea este dominado por China, por el mundo occidental o por ambos. En esto, la situación de América Latina no ha cambiado. Individualmente, los Estados latinoamericanos siguen siendo débiles y vulnerables, y América Latina, si quiere tener presencia en el tablero internacional, tiene que buscar una forma de unidad o de unidades que fortalezcan su posicionamiento. Si no, a la hora de la negociación, realmente se va a seguir manteniendo una posición subordinada.
Cambiando de tema, cuéntanos un poco de tu trabajo. ¿Cuáles son, actualmente, tus líneas de investigación? ¿Qué fenómenos o temas estás trabajando actualmente?
Mis estudios se enfocan en la integración regional latinoamericana, los progresos y dificultades que hay en ellos. Una de mis observaciones es que los esfuerzos por integración regional en América Latina son en realidad elementos de continuidad desde el período de la independencia en adelante. Hay altos y bajos todo el tiempo; hay una lista de fracasos en integración regional. Pero en América Latina hay un retorno testarudo al tema de propuestas de integración que son dirigidas por distintas fuerzas y tienen distintos formatos. Esto es una nota en torno al estudio a largo plazo. Los formatos en los cuales se van produciendo las iniciativas y los resultados en integración regional cambian en gran medida porque se dan en distintos momentos de la inserción de América Latina en el sistema internacional.
Mi investigación trata de entender cómo se da la conexión de América Latina al sistema internacional, y cómo funciona la integración regional con respecto al estudio de sistemas. El estudio de sistemas a nivel internacional tiene distintas dimensiones. Una es la económica, hay una cultural y hay una política entre Estados. Entonces, entender cómo funcionan esas distintas dimensiones y entender cómo se analizan desde distintas maneras los distintos períodos de tiempo, es donde entra un poco el eje de mi trabajo.
Algo interesante que mencionas es este “retorno testarudo” a una serie de procesos de integración de naturaleza distinta. ¿Por qué se produce este retorno constantemente?
Porque hay una conciencia en América Latina, que ya planteaba Bolívar desde el congreso de Panamá, de que, fragmentados y separados, los países solamente iban a ser unidades débiles en el sistema. Hay otras fuerzas, hay potencias que imponen condiciones y que, si América Latina quiere tener una mayor capacidad de negociación para su propio desarrollo, tiene que buscar, de alguna manera, formas de coordinación a nivel político, a nivel económico y a nivel cultural. Yo creo que esa conciencia es lo que ha producido de alguna u otra manera algún tipo de coordinación o unión entre los Estados y naciones. Esto no es un tema ni de izquierda ni de derecha. Las iniciativas han venido de un lado y del otro.
Estado & comunes, revista de políticas y problemas públicos. N.° 9, vol. 2, julio-diciembre de 2019, pp. 411-417.
© Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN). Quito-Ecuador.
ISSN impreso: 1390-8081 - ISSN electrónico: 2477-9245
Fotografía: Andrés Rivarola Puntigliano (2019)